Lámparas de Cocina

Para que la cocina se convierta en un lugar eficiente y en el que nos sintamos a gusto, tanto si estamos cocinando o comiendo, debemos introducir una iluminación adecuada dividiéndola por zonas. En caso de la iluminación general de la cocina, las luces más utilizadas son los plafones de techo o focos empotrables que se encargarán de proporcionar una luz uniforme blanca de 4000K en todo espacio. En las zonas de trabajo, como encimeras, islas o áreas de cocción, nos decidiremos por lámparas colgantes, tiras LED situadas debajo de los muebles o luces empotrables cuyo propósito será brindar una luz fría por encima de los 5000K que nos ayudará a preparar los alimentos y reducir el riesgo de cortarnos. Si disponemos de mesas o barras altas, las luces más indicadas serán las colgantes: una grande para toda la mesa o varias pequeñas. Su distribución será clave para conseguir un equilibrio perfecto. Las luces LED se convierten en la opción más usada hoy en día, es un hecho justificado por ser más eficiente y duradero, además de permitir modificar y controlar el ajuste del brillo y el tono de la luz dependiendo de nuestras necesidades.

¿Qué debemos tener en cuenta para iluminar una cocina?

Para iluminar una cocina es esencial jugar con la intensidad y distribución de la luz para crear un espacio tanto funcional como acogedor. Una iluminación general adecuada ronda los 300 a 500 lux, ya que proporciona suficiente claridad.

En las áreas de trabajo como las encimeras o la isla central, se recomienda una luz más intensa de unos 600 lux. Los focos de luz directa o lámparas colgantes tubulares son ideales, y las lámparas LED, por su eficiencia energética y larga vida útil, son la mejor opción. La temperatura de color recomendada aquí es de 4000K a 5000K, siendo una luz clara y neutral que facilita la concentración en las tareas culinarias.

Además, la instalación de una iluminación ambiental suave transforma la cocina en un espacio más acogedor. Ésta se puede lograr con luminarias de techo, como plafones o empotrables, y tiras LED bajo los armarios. Para la iluminación ambiental, una temperatura de color de 2700K a 3000K es ideal, ya que proporciona una luz cálida, ideal para disfrutar del espacio.

Es crucial asegurar una distribución uniforme de la luz para evitar sombras en los puntos clave de trabajo. Optar por bombillas con un alto índice de reproducción cromática (CRI), de al menos 80, mejora la visualización de los colores verdaderos, tanto en los alimentos como en la decoración de la cocina.

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