Bombillas LED

Las bombillas LED presentan tantas ventajas que va a ser difícil no decidirse por una de ellas cuando tengamos que decantarnos por alguna bombilla para nuestra lámpara. No solo son más eficientes y duraderas que las incandescentes o fluorescentes, sino también son más resistentes a las vibraciones y golpes, son más amigables con el medio ambiente, ya no contienen materiales tóxicos, y son capaces de producir luz en una amplia gama de tonalidades y colores. Actualmente existen muchísimos tipos de bombillas LED con casquillos para todo tipo de luminarias. También las hay en diferentes formas y tamaños. Esta ventaja es muy útil en caso de lámparas vintage cuando se confiere un especial protagonismo a la bombilla, que queda expuesta a la vista de todos. Las hay en forma de globo, más alargadas o incluso en forma de vela. Por ello, suelen proporcionar una iluminación ambiental suave y cálida. Por otro lado, las hay muy novedosas con características únicas: con sensor de movimiento, inteligentes o incluso con altavoz incorporado.

¿Por qué las bombillas LED son más eficientes?

Son muchísimo más eficientes porque utilizan casi toda la energía que consumen para producir luz, y apenas emiten calor. Por el contrario, las bombillas tradicionales desperdician hasta un 90% de su energía como calor, lo que supone un gasto mucho mayor. Para que te hagas una idea, una bombilla LED de 8-10W da la misma luz que una incandescente de 60W, ¡lo que se traduce en un ahorro de hasta el 80% en la factura de la luz!

Pero aún hay más ventajas: las bombillas LED tienen una vida útil mucho más larga: entre 15.000 y 50.000 horas, lo que equivale a entre 10 y 20 años usándolas unas 3 horas cada día. Si lo comparas con las 1.000 horas (más o menos un año) de una bombilla convencional, te darás cuenta del ahorro que esto supone.

En pocas palabras, consumen menos, aguantan más y, además, nos ayudan a ahorrar y a cuidar el planeta. No se puede pedir más.

¿Qué debo tener en cuenta al comprar una bombilla LED?

Antes de comprar una bombilla LED, lo principal es verificar que el tipo de rosca coincida con el de la lámpara donde la vayas a colocar (E27, E14, GU10, G9, etc.). No te fijes solo en los vatios (W) porque las LED gastan menos: fíjate también en los lúmenes, que indican cuánta luz emiten de verdad, ya que cada estancia requiere un determinado número de lúmenes. Por poner un ejemplo, un salón requiere normalmente entre 100 y 150 lúmenes por metro cuadrado.

Si cuentas con la instalación adecuada, puedes escoger bombillas regulables (dimmables), para así poder ajustar su brillo dependiendo del ambiente que desees tener.

También es clave el CRI (índice de reproducción cromática): cuanto más alto sea, más reales se ven los colores; para una casa, busca un CRI de 80 o superior.

Y si hablamos del diseño, hay bombillas decorativas con filamentos a la vista, perfectos para lámparas vintage en caso de que la bombilla sea visible.

¿Qué certificaciones deben tener las bombillas LED?

Para asegurar que las bombillas sean de buena calidad, eficientes y seguras, es crucial que estas tengan ciertas certificaciones que así lo acrediten. Como mínimo, tienen que contar con las siguientes dos:

CE: informa de que cumplen con los requisitos europeos de seguridad.

RoHS: este sello indica que no llevan materiales peligrosos como plomo o mercurio.

Además, hay otros sellos adicionales:

Energy Star (en productos importados): certifica eficiencia energética.

TÜV o GS: indican que han pasado pruebas independientes de seguridad.

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