De entre todos los tipos de lámparas para el hogar, las de sobremesa pueden colocarse en cualquiera de las estancias de la casa. Resultan perfectas como elemento decorativo, para crear ambiente diferenciados dentro de una misma estancia, o para generar una atmósfera acogedora en la entrada. La intensidad de la luz de cada una de ellas determina su función: desde iluminar un rincón de lectura hasta estudiar, pasando por dar al espacio un estilo concreto (moderno, clásico, romántico, infantil…)
Te ofrecemos algunos consejos e ideas para que escojas tus lámparas de sobremesa.
Escoger lámparas por tamaño
Aunque no se trata de una norma que se cumpla en todos los espacios y marcas, el tamaño suele ser determinante a la hora de ubicar este tipo de lámparas. En líneas generales, hay cuatro dimensiones:
– Lámparas de mesa pequeñas, hasta quince centímetros.
Se trata de modelos que se emplean en los dormitorios infantiles, y que están diseñados para espacios donde el niño pueda manejar correctamente el aparato.
– Lámparas de entre quince y treinta centímetros.
Es el tamaño más habitual en este tipo de luminarias. Habitualmente, son las que se usan en el dormitorio, en las mesillas de noche o en los recibidores.
– Lámparas de sobremesa de entre treinta y cuarenta centímetros.
En este caso, por su tamaño y luminosidad, son adecuadas para crear un espacio de lectura, o como luz principal en una zona del salón.
Habitualmente, las lámparas de sobremesa de mayor tamaño apuestan por la aportación estético y decorativa como principal valor.
Mejor de dos en dos
No importa si vas a usar tus lámparas para el comedor, para el dormitorio o para leer: en estos casos, un punto muy importante que no hay que dejar de lado es la simetría. Al ser objetos de pequeño tamaño, resultan perfectos para delimitar un espacio o enmarcar una parte concreta de la estancia donde se coloquen. Apagadas durante el día aportarán el estilo decorativo que prefieres. Encendidas, enmarcarán exactamente el espacio que hayas decidido destacar.
El color de la luz es clave
A la hora de determinar qué tipo de lámpara usar, el color de la luz es la herramienta más poderosa a la hora de crear ambientes que cubran cada una de las necesidades de los diferentes espacios. Por un lado, es útil que sepas que el tono viene expresado en grados Kelvin. 2700 grados es la luz amarilla, y 6500 grados es la luz blanca, por lo que tendrás que escoger dentro de la gradación que hay entre ambos valores la que mejor se adapte a ti.
Como es natural, se consigue un ambiente de mayor calidez con la luz amarilla. Los objetos que se ven bañados e influidos por este tipo de luz adquieren tonos ocres y anaranjados. Úsalos para ambientes románticos, íntimos, rústicos… o si simplemente esa es la iluminación que mayor bienestar te proporciona. En el lado contrario, para un ambiente frío se ha de recurrir a la luz blanca. En este caso, la percepción que se tiene de los objetos no se ve alterada, por lo que es la más aproximada a la luz natural, y nos permite iluminaciones generales que pueden verse modificadas con otros puntos de luz.
Estudiar o trabajar en un escritorio
Para los escritorios, mesas de despacho o zonas de trabajo amplias, es conveniente recurrir a luminarias con brazos articulados. Llegar a cualquier rincón donde se esté trabajando es vital, y las lámparas de sobremesa con estilo de oficina y acabados metálicos son una de las opciones más demandadas, aunque si tu escritorio es de estilo clásico o rústico, hay alternativas igual de elegantes.
Apuesta por el color
Una manera de dar un punto diferenciador a una habitación mediante un pequeño detalle es apostando por las lámparas de sobremesa con colores que se salen de o habitual. Tonos en colores sólidos, que marcarán un punto destacado y con personalidad. Si no te atreves a poner verdes, rojos o amarillos, siempre puedes optar por el dorado o el color bronce como alternativas más conservadoras, pero igualmente vistosas.
¿Dónde debo poner mi lámpara de sobremesa?
En el caso de que esté destinada al salón o a la sala de estar, nuestra recomendación es que te decantes por lámparas de mesa con pantalla de tela y que sean semiopacas, de manera que filtren bien la luz y no produzcan ningún tipo de reflejo que haga incómodo ver la televisión. Además, siempre deben estar por debajo de la línea de los ojos, para evitar deslumbramientos.
Cuando se trata de las lámparas de mesilla de noche, un requisito importante es que sean bajas, dejando una distancia de alrededor de cincuenta centímetros entre la pantalla y la almohada.
Para un punto de lectura eficiente, la potencia de la bombilla que se utilice ha de ser de 14 W de LED