A menudo recibimos en nuestro correo electrónico consultas sobre el estudio: «¿cuál es la mejor luz para estudiar?» es la pregunta que más se repite, por eso hoy queremos recomendaros qué luz tenéis que poner en las habitaciones de vuestros hijos para que estén lo más cómodos posibles haciendo las tareas del colegio o preparando sus exámenes.
Elegir lámpara de estudio según la luz
¿Has oído hablar alguna vez del Índice de Reproducción Cromático (CRI). Es un valor que expresa cómo de fielmente se reproducen los colores bajo cada una de las luces. En el caso de los CRI altos, la representación se ajusta más a la realidad, y son los más recomendables para el estudio. Los CRI bajos, por el contrario, son recomendables para crear ambientes relajados, y no deben usarse en el estudio.
A esto se debe añadir una luz fría, que oscile entre los 4000 y los 5000 K. Leer, estudiar o realizar cualquier acción que requiera concentración o fijarse en los detalles precisa de una luz que se encuentre dentro de ese rango.
De las tres temperaturas que tiene la luz (básicamente: cálida, neutra y blanca) la única que puede molestar para estas labores es la cálida. A la hora de elegir luz blanca o neutra, cada estudiante tiene una preferencia que se adapta mejor a uno mismo. Lo que sí debe fijarse son los lúmenes por metro cuadrado (en la ficha técnica de tu lámpara, estará expresado como «lux»). Una luz suficiente para el estudio estaría fijada entre los 400 y los 500 lux.
La mejor luz para estudiar
Sobre la colocación de la fuente de luz, depende de si se es diestro o zurdo. En el caso de la mayoría de la población, los diestros, la debe emitirse luz por la izquierda, preferiblemente por encima del hombro. En el caso de los zurdos, es exactamente al contrario.
El libro o los apuntes, en cualquier caso, deben estar iluminados desde arriba. Existen lámparas de sobremesa que cuentan con su propio atril, lo que es muy útil para poner lo que se está leyendo, e incluso para llevarlo al salón o la cocina.
La opción más habitual, sin embargo, son las lámparas de brazo articulable y de cabezal móvil. Con ellas se puede dirigir la luz al punto que se precisa y, además, cada miembro de la familia puede adaptar la altura y forma para que todos puedan usarlas.
Un truco para evitar que se produzcan reflejos es colocar la lámpara de estudio y un espejo en el espacio donde vayas a poner los apuntes o los libros, y así sabrás de manera rápida si los destellos te van a dar en los ojos.
En este caso, el uso de LED es más que recomendable, no solo por su ahorro energético y su eficiencia, sino también porque en muchos casos se trata de lámparas regulables en intensidad, lo que hace que puedas controlar en todo momento la misma.
Elegir una lámpara para leer y estudiar
Un aspecto básico, pero que a veces se nos pasa por alto, es que la altura de la lámpara de estudio esté adaptada a la altura del niño una vez que esté sentado. La luz ha de incidir de manera que la visión sobre la zona de trabajo sea perfecta. También hay que tener en cuenta que si se usa la tablet o el ordenador, se trata de aparatos retroalimentados en los que la luz incide directamente sobre los ojos. Un error muy común es apagar todas las luces, pero esto no es en absoluto beneficioso: hay que tener una luz indirecta, que evite la fatiga ocular y que sea capaz de compensar la de la pantalla, evitando así que se canse la vista y se produzcan dolores de cabeza.
